viernes, 28 de mayo de 2010

LA ESPERA



Lectura:

Genesis 15:1-6

Después de estas cosas fué la palabra de Jehová á Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón sobremanera grande.

Y respondió Abram: Señor Jehová ¿qué me has de dar, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese Damasceno Eliezer?

Dijo más Abram: Mira que no me has dado prole, y he aquí que es mi heredero uno nacido en mi casa.

Y luego la palabra de Jehová fué á él diciendo: No te heredará éste, sino el que saldrá de tus entrañas será el que te herede.

Y sacóle fuera, y dijo: Mira ahora á los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu simiente.

Y creyó á Jehová, y contóselo por justicia.



Cualquier madre puede decirte que la espera para dar luz es una experiencia que forma paciencia. Pero compadece a al pobre madre elefante se geste hasta llegar el momento de su nacimiento ¡El tiburón conocido como el pez lija tiene un periodo de gestación de 22-24 meses. Y a altitudes superiores a los 1500 metros. ¡la salamandra alpina resiste un periodo de gestación de hasta 38 meses!
     Abraham podría haberse identificado con estos ejemplos de la naturaleza. En su ancianidad, el Señor le habría prometido: “Hare de ti una nación grande” (Gen. 12:2). Pero a medida que los años pasaban. Abraham cuestionaba como seria posible el cumplimento de la promesa sin siquiera la piedra de cimiento básica de un hijo (15:2). Así que Dios lo tranquilizo, “uno que saldrá de tus entrañas, el será tu heredero” (v.4).
     A pesar de lo avanzado de su edad. Abraham creyó a Dios y fue llamado justo (v.6). Pero espero 25 años desee el momento de la promesa inicial hasta el nacimiento de Isaac (17:1,17).
     Parte de la confianza en Dios se basa en esperar el cumplimiento de Sus promesas. Sin i portar cuan larga sea la demora, debemos esperarlo. Tal y como nos lo recuerda el autor de Hebreos. “mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió” (He. 10:23).

“Dios siempre realiza lo que promete”

martes, 25 de mayo de 2010

¿Cómo puede mantenerse la integridad espiritual?


Establecer nuestra perspectiva

En primer lugar, el pentecostal o carismático considera el bautismo del Espíritu Santo como una experiencia subsecuente a la conversión cristiana: algo que ocurre a través de un proceso de entrega completa al Espíritu que nos llena y guía. Estamos de acuerdo con que el Espíritu Santo obra en cada creyente y en los varios ministerios de la Iglesia. Aun así cada creyente debe contestar la pregunta de Hechos 19.2: «¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?»
Aquí deben examinarse dos expresiones:

1. Se entiende que, al hablar del «bautismo del Espíritu Santo», el movimiento pentecostal-carismático tradicional no se refiere a ese bautismo del Espíritu Santo que se produce en la conversión, mediante el cual el creyente es integrado al cuerpo de Cristo por medio de la fe en su obra redentora en la cruz (1 Co 12.13). Pero, ningún carismático bíblico ve al cristiano que no es carismático como «menos salvo» o menos espiritual que él. El bautismo con o en el Espíritu Santo (Jn 1.33; Hch 1.5) fue y está dirigido por el Señor Jesús para que sea «recibido» (Jn 20.22; Hch 1.8) como un «don» que había de otorgarse después de su ascensión (Jn 7.39; Hch 2.38, 39). Sin embargo, si alguien prefiere desestimar esta terminología, sostenemos que experimentar la plenitud del Espíritu en espíritu de unidad es más importante que crear divisiones entre nosotros o disminuir nuestra pasión por recibir Su plenitud a causa de diferencias en terminologías teológicas o prácticas.

2. Cuando habla del proceso de «rendirse por completo al Espíritu» el movimiento pentecostal-carismático no entiende: (a) pasividad de mente, o (b) un estado de hipnosis autoprovocada o de «trance». En lugar de ello, esta terminología alude a una búsqueda consciente y ferviente de Dios. La mente permanece activa, adorando a Jesucristo, el que bautiza con el Espíritu Santo (Jn 1.33). La emoción crece mientras el amor de Dios se derrama en nuestros corazones (Ro 5.5). El ser físico participa de ello, mientras se adora y alaba, elevando la voz en oración (Hch 4.24) o las manos para adorar (Sal 63.1–5).

lunes, 24 de mayo de 2010

1 Corintios 12.8-10,28: Los dones del Espíritu Santo , por Jack W. Hayford

1. PALABRA DE SABIDURÍA 

a. Perspectiva sobrenatural para determinar los medios de cumplir con la voluntad de Dios en situaciones dadas. 
b. Poder recibido de lo alto para resolver un problema valiéndose de la intuición espiritual. 
c. Sentido de dirección divina. 
d. Ser guiado por el Espíritu Santo a fin de actuar apropiadamente en determinadas circunstancias. 
e. Conocimientos correctamente aplicados; la sabiduría interactúa con el conocimiento y el discernimiento. 
2. PALABRA DE CIENCIA 

a. Revelación sobrenatural del plan y voluntad divinos. 
b. Visión sobrenatural o comprensión de las circunstancias o de un conjunto de evidencias por medio de revelaciones; es decir, sin ayuda humana alguna, gracias solamente al auxilio divino. 
c. Implica una comprensión más profunda y amplia de la revelación de Dios. 
d. Supone sabiduría moral para vivir y relacionarse correctamente con otros. 
e. Requiere comprensión objetiva sobre las cosas divinas en los asuntos humanos. 
f. Puede aludir también al conocimiento de Dios o de las cosas que pertenecen a Dios, como se relatan en el Nuevo Testamento. 

3. FE 

a. Habilidad sobrenatural para creer en Dios sin reserva alguna. 
b. Habilidad sobrenatural para combatir la incredulidad. 
c. Habilidad sobrenatural para enfrentar circunstancias adversas, confiando en el mensaje de Dios y su Palabra. 
d. Convicción interna que obedece a un llamado urgente de lo alto. 

4. DONES DE SANIDAD 

a. Alude a la sanidad obtenida por medios sobrenaturales, sin ayuda humana. 
b. Puede incluir la aplicación de terapias y medios de cura humanos bajo la dirección divina. 
c. No excluye el uso de los dones innatos que recibimos de Dios. 


5. DON DE HACER MILAGROS 

a. Poder sobrenatural para contrarrestar fuerzas humanas o diabólicas malignas. 
b. Significa literalmente un despliegue de poder que va más allá de lo natural. 
c. Opera junto con los dones de fe y sanidad para ejercer autoridad sobre el pecado, Satanás, la enfermedad y las fuerzas que causan ataduras en este mundo. 

6. DON DE PROFECÍA 

a. Predicción divinamente inspirada y declaración ungida. 
b. Proclamación sobrenatural en un lenguaje conocido. 
c. Manifestación del Espíritu de Dios, no del intelecto (1 Co 12.7). 
d. Puede ser poseída y practicada por todos los que están llenos del Espíritu Santo (1 Co 14.31). 
e. Este don pone en acción el intelecto, la fe y la voluntad, pero su ejercicio no está basado en el intelecto. Constituye la proclamación de un mensaje del Espíritu de Dios. 

7. DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS 

a. Poder sobrenatural para detectar el mundo de los espíritus y conocer su actividad. 
b. Implica la posesión de visión espiritual para revelar sobrenaturalmente los planes y propósitos del enemigo y sus fuerzas. 
8. DIFERENTES TIPOS DE LENGUAS 

a. Expresiones sobrenaturales no conocidas por quien habla: estos lenguajes puede que existan en la tierra, procedentes de antiguas culturas, o «desconocidos» en el sentido que son medios de comunicación inspirados por el Espíritu Santo (Is 28.11; Mc 16.17; Hch 2.4; 10.44–48; 19.1–7; 1 Co 12.10, 28–31; 13.1–3; 14.2, 4–22, 26–32). 
b. Sirve de evidencia y señal de la plenitud y la acción del Espíritu Santo. 

9. INTERPRETACIÓN DE LENGUAS 

a. Poder sobrenatural que permite revelar el significado de las lenguas. 
b. Funciona no como una operación de la mente humana, sino de la mente del Espíritu. 
c. No constituye una traducción (el intérprete nunca comprende la lengua que interpreta), sino una declaración de su significado. 
d. Su ejercicio es un fenómeno milagroso y sobrenatural, como ocurre con los dones de hablar en lenguas y el don de la profecía. 
Hayford, Jack W., General Editor, Biblia Plenitud, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1994.

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