A. BENDICIENDO A DIOS
“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre” (Sal 103:1).
Es maravilloso considerar que tenemos la habilidad de bendecir a nuestro Creador, una y otra vez somos exhortados por las Escrituras a hacer eso mismo. Le bendecimos a través de nuestras alabanzas y adoración. Lea el Salmo 34:1-3.
B. LA ALABANZA
La alabanza es una expresión de admiración y aprecio. Cuando alabamos a alguien, le decimos cuán maravilloso creemos que es o cuán grande es su logro. Eso mismo hacemos con el Señor. La alabanza tiene que ver con el reconocimiento del carácter y poder de Dios.
“Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos” (Sal 63:3, 4).
1. ¿Por Qué Alabamos A Dios?
a. Por Lo Que Es. “Cantad a Dios, cantad; Cantad a nuestro Rey, cantad; Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia” (Sal 47:6, 7).
b. Por Lo Que Hace. “Bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Sal 103:1-5).
2. ¿Quiénes Deberán De Alabar A Dios?
a. Los Que Le Buscan. “... Alabarán a Jehová los que le Buscan...” (Sal 22:26).
b. Todo Lo Que Respira. “Todo lo que respira alabe a Jah. Aleluya” (Sal 150:6).
3. ¿Cuándo Alabamos A Dios?
a. En Todo Tiempo. “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de contínuo en mi boca” (Sal 34:1).
b. En Toda Circunstancia. “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Ts 5:16-18).
4. ¿Dónde Podemos Alabar A Dios?
a. Rodeados Por El Pueblo De Dios. “Él [Jesús] dice: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré” (He 2:12).
b. Entre Las Naciones. “Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; cantaré de ti entre las naciones” (Sal 57:9).
c. En Nuestras Camas. “Así te bendeciré en mi vida...Y con labios de júbilo te alabará mi boca, cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite de ti en las vigilias de la noche” (Sal 63:4-6).
C. ADORACIÓN
Siendo que la alabanza es una expresión de admiración y aprecio, la adoración es una expresión de amor y veneración. Es posible admirar a alguien y apreciar lo que hace, sin sentir amor hacia tal persona. De la misma manera, la adoración tiene que ver con nuestro amor hacia el Señor. Éste puede ser expresado únicamente con el dar todo nuestro corazón y vida a Él.
“Y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios” (Mr 12:33).
Los ritos religiosos y ceremonias de Israel en el Antiguo Testamento, vinieron a ser detestables ante la presencia de Dios porque su corazón estaba lejos de Él (Is 1:10-15; 29:13). Hoy también, Dios está únicamente interesado en la adoración genuina y sincera que sale del corazón.
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en ESPÍRITU y en VERDAD es necesario que adoren” (Jn 4:23,24). Lea también los versículos 4-26.
1. En Espíritu
A nuestro espíritu se le llama “hombre interior” (Ef 3:16). La verdadera adoración toma lugar cuando el hombre interior, en respuesta a los impulsos del Espíritu de Dios, le expresa amor y adoración. Esto puede tomar la forma de palabras habladas, un canto de amor al Señor o una adoración silenciosa.
La adoración verdadera requiere la acción del Espíritu Santo sobre nuestros espíritus. Así que, únicamente aquellos quienes han sido “nacidos de nuevo por el Espíritu” a través de la fe en Jesucristo, pueden en realidad adorar al Padre (Jn 3:5-8).
2. En Verdad
El adorar a Dios en verdad es venerarle como dice la Biblia que debemos hacerlo. Nadab y Abiú (los hijos del Sumo Sacerdote) ofrecieron un sacrificio extraño ante la presencia del Señor y murieron quemados (Nm 3:4; 26:61). Esta amonestación sobria, ilustra la necesidad de estudiar el plan de Dios (el Tabernáculo de Moisés) para el ministerio sacerdotal.
Antes de la adoración, tenía que ejecutarse el sacrificio, la limpieza, la unción y la vestidura (Ex 30:17-38).
Notará en Apocalipsis 1:5, 6 que nosotros hemos sido limpiados. “...y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” antes de ser hechos: “...reyes y sacerdotes para Dios”.
Un apóstol / maestro en los Estados Unidos, estaba entrenando a muchos líderes sobre cómo sanar a los enfermos y ejecutar milagros. Una profetisa le dijo: “El Señor te dice: ¿Cómo te atreves a enseñar a los que están sucios a realizar mis obras? ¡Deja de hacerlo!”.
Antes de que los sacerdotes pudieran entrar al Lugar Santo para adorar a Dios, tenían que pasar por mucha preparación. El ignorar los pasos bosquejados era muy peligroso. Es vital que adoremos en verdad y de la manera bíblica.
D. EXPRESIONES DE ALABANZAS Y ADORACIÓN EN LA BIBLIA
1. Con la boca:
a. Cantando (Sal 9:2, 11).
b. Alabando (Sal 103:1).
c. Dando aclamaciones en voz alta (Sal 47:1).
2. Con las manos:
a. Levantando las manos (Sal 63:4).
b. Dando palmadas (Sal 47:1).
c. Tocando instrumentos musicales (Sal 150).
3. Con el cuerpo:
a. Puestos de pie (Sal 134:1).
b. De rodillas (Sal 95:6).
c. Danzando y saltando de gozo (Sal 30:11).
“¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?...Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido...” (Ex 15:11, 21).
“Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses... Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón, y glorificaré tu nombre para siempre” (Sal 86:8, 10, 12).
MI DECISIÓN
Lo más grande que haré en esta vida o en la eternidad, es adorar a Dios. Yo determino hoy que seré un verdadero adorador y, haré de esto, mi suprema meta en la vida. Enseñaré a los demás acerca de este aspecto tan vital en la vida del cristiano.