sábado, 20 de febrero de 2010

Adoración



A. BENDICIENDO A DIOS

“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre” (Sal 103:1).

Es maravilloso considerar que tenemos la habilidad de bendecir a nuestro Creador, una y otra vez somos exhortados por las Escrituras a hacer eso mismo. Le bendecimos a través de nuestras alabanzas y adoración. Lea el Salmo 34:1-3.

B. LA ALABANZA

La alabanza es una expresión de admiración y aprecio. Cuando alabamos a alguien, le decimos cuán maravilloso creemos que es o cuán grande es su logro. Eso mismo hacemos con el Señor. La alabanza tiene que ver con el reconocimiento del carácter y poder de Dios.

“Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre alzaré mis manos” (Sal 63:3, 4).

1. ¿Por Qué Alabamos A Dios?

a. Por Lo Que Es. “Cantad a Dios, cantad; Cantad a nuestro Rey, cantad; Porque Dios es el Rey de toda la tierra; Cantad con inteligencia” (Sal 47:6, 7).

b. Por Lo Que Hace. “Bendice alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” (Sal 103:1-5).

2. ¿Quiénes Deberán De Alabar A Dios?

a. Los Que Le Buscan. “... Alabarán a Jehová los que le Buscan...” (Sal 22:26).

b. Todo Lo Que Respira. “Todo lo que respira alabe a Jah. Aleluya” (Sal 150:6).

3. ¿Cuándo Alabamos A Dios?

a. En Todo Tiempo. “Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de contínuo en mi boca” (Sal 34:1).

b. En Toda Circunstancia. “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Ts 5:16-18).

4. ¿Dónde Podemos Alabar A Dios?

a. Rodeados Por El Pueblo De Dios. “Él [Jesús] dice: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré” (He 2:12).

b. Entre Las Naciones. “Te alabaré entre los pueblos, oh Señor; cantaré de ti entre las naciones” (Sal 57:9).

c. En Nuestras Camas. “Así te bendeciré en mi vida...Y con labios de júbilo te alabará mi boca, cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite de ti en las vigilias de la noche” (Sal 63:4-6).

C. ADORACIÓN

Siendo que la alabanza es una expresión de admiración y aprecio, la adoración es una expresión de amor y veneración. Es posible admirar a alguien y apreciar lo que hace, sin sentir amor hacia tal persona. De la misma manera, la adoración tiene que ver con nuestro amor hacia el Señor. Éste puede ser expresado únicamente con el dar todo nuestro corazón y vida a Él.

“Y el amarle con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios” (Mr 12:33).

Los ritos religiosos y ceremonias de Israel en el Antiguo Testamento, vinieron a ser detestables ante la presencia de Dios porque su corazón estaba lejos de Él (Is 1:10-15; 29:13). Hoy también, Dios está únicamente interesado en la adoración genuina y sincera que sale del corazón.

“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en ESPÍRITU y en VERDAD es necesario que adoren” (Jn 4:23,24). Lea también los versículos 4-26.

1. En Espíritu

A nuestro espíritu se le llama “hombre interior” (Ef 3:16). La verdadera adoración toma lugar cuando el hombre interior, en respuesta a los impulsos del Espíritu de Dios, le expresa amor y adoración. Esto puede tomar la forma de palabras habladas, un canto de amor al Señor o una adoración silenciosa.

La adoración verdadera requiere la acción del Espíritu Santo sobre nuestros espíritus. Así que, únicamente aquellos quienes han sido “nacidos de nuevo por el Espíritu” a través de la fe en Jesucristo, pueden en realidad adorar al Padre (Jn 3:5-8).

2. En Verdad

El adorar a Dios en verdad es venerarle como dice la Biblia que debemos hacerlo. Nadab y Abiú (los hijos del Sumo Sacerdote) ofrecieron un sacrificio extraño ante la presencia del Señor y murieron quemados (Nm 3:4; 26:61). Esta amonestación sobria, ilustra la necesidad de estudiar el plan de Dios (el Tabernáculo de Moisés) para el ministerio sacerdotal.

Antes de la adoración, tenía que ejecutarse el sacrificio, la limpieza, la unción y la vestidura (Ex 30:17-38).

Notará en Apocalipsis 1:5, 6 que nosotros hemos sido limpiados. “...y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” antes de ser hechos: “...reyes y sacerdotes para Dios”.

Un apóstol / maestro en los Estados Unidos, estaba entrenando a muchos líderes sobre cómo sanar a los enfermos y ejecutar milagros. Una profetisa le dijo: “El Señor te dice: ¿Cómo te atreves a enseñar a los que están sucios a realizar mis obras? ¡Deja de hacerlo!”.

Antes de que los sacerdotes pudieran entrar al Lugar Santo para adorar a Dios, tenían que pasar por mucha preparación. El ignorar los pasos bosquejados era muy peligroso. Es vital que adoremos en verdad y de la manera bíblica.

D. EXPRESIONES DE ALABANZAS Y ADORACIÓN EN LA BIBLIA

1. Con la boca:

a. Cantando (Sal 9:2, 11).

b. Alabando (Sal 103:1).

c. Dando aclamaciones en voz alta (Sal 47:1).

2. Con las manos:

a. Levantando las manos (Sal 63:4).

b. Dando palmadas (Sal 47:1).

c. Tocando instrumentos musicales (Sal 150).

3. Con el cuerpo:

a. Puestos de pie (Sal 134:1).

b. De rodillas (Sal 95:6).

c. Danzando y saltando de gozo (Sal 30:11).

“¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?...Cantad a Jehová, porque en extremo se ha engrandecido...” (Ex 15:11, 21).

“Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses... Te alabaré, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón, y glorificaré tu nombre para siempre” (Sal 86:8, 10, 12).

MI DECISIÓN

Lo más grande que haré en esta vida o en la eternidad, es adorar a Dios. Yo determino hoy que seré un verdadero adorador y, haré de esto, mi suprema meta en la vida. Enseñaré a los demás acerca de este aspecto tan vital en la vida del cristiano.

viernes, 19 de febrero de 2010

La Fe



La fe siempre ha sido la marca de identificación de un discípulo de Jesús. Los primeros discípulos fueron conocidos como CREYENTES. Jesús dijo: “Si puedes creer al que cree todo le es posible” (Mr 9:23).

La fe significa dependencia total en Dios. Cuando Adán pecó, salió fuera del circulo de dependencia de Dios y entró al circulo de independencia, que es la incredulidad. Esa es la razón por la cual Dios ha colocado tal prioridad sobre la fe. Es la senda a través de la cual nos encaminamos de regreso a la confraternidad con Dios (dependencia en Dios). Esa dependencia en Dios se denomina fe. La fe le lleva más allá de sus cinco sentidos: la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto. La fe le exonera o libera de las limitaciones de su capacidad. Por fe, usted se mueve de la falta de habilidad, hacia la habilidad provista por Dios. Esta es la vocación de la fe a la cual todos nosotros hemos sido llamados, donde “nada es imposible” (Mt 17:20).

A. ¿QUÉ ES FE?

La fe es un acto de obediencia, en respuesta a lo que Dios ha dicho. La verdadera fe es expresada en (1) obediencia y (2) Acción, en respuesta al (3) Escuchar la palabra [voz] de Dios. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (He 11:1).

La fe significa tener confianza o seguridad en otra persona o en sus palabras. El tener fe en Dios, implica un cambio de la auto confianza por la confianza en Dios. Dejamos de confiar en nosotros para confiar en Él. Abandonamos la dependencia en nuestros limitados recursos del conocimiento y comenzamos a recibir de la fuente ilimitada de los Suyos.

B. DOS CLASES DE CONOCIMIENTOS

“y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la SABIDURÍA DE LOS HOMBRES, sino en el poder de Dios. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria” (1 Co 2:4-7). Lea también los versículos 8-16.

1. Conocimiento De Los Sentidos

Todo conocimiento que el hombre natural recibe es a través de los cinco sentidos: el de la vista, oído, gusto, olfato y tacto. Este conocimiento es limitado y se describe como sabiduría de los hombres.

2. Conocimiento De La Revelación

Este conocimiento no esta basado en los cinco sentidos ni en el razonamiento, sino sobre el recurso de la alternativa: la VERDAD de la palabra de Dios. Este se recibe a través del espíritu del hombre y es descrito como sabiduría de Dios, “vivimos por FE y no por vista” (2 Co 5:7).

C. LA BASE DE LA FE

La base de la fe en Dios descansa en tres realidades importantes:

1. La Naturaleza De Dios

“Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo” (He 6:13).

a. No Puede Cambiar. “Porque yo Jehová no cambio…” (Mal 3:6). Lea también Santiago 1:17.

b. Él No Puede Fallar. Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti” (Job 42:2). Lea también 1 Crónicas 28:20.

c. Él No Puede Mentir. Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Nm 23:19). Lea también Tito 1:2.

2. La Obra Redentora Del Hijo De Dios

“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (He 12:2).

Cristo ha venido a ser la fuente de nuestra fe en Dios. El hecho de su muerte y resurrección, provee la base o fundamento para nuestra creencia.

“Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención” (1 Co 1:30). Lea también Romanos 5:1,2.

3. La Palabra De Dios

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mt 24:35). Lea también Isaías 40:8.

“Y me dijo Jehová…porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” (Jer 1:12).

Su palabra permanece firme para siempre. La fe viene cuando Dios nos trae una palabra específica, fuera de lo que Él jamás nos haya dicho, directamente en nuestras circunstancias. Cuando la palabra de Dios es hablada de tal manera, nos da vida y libera nuestra fe.

D. COMO OBRA LA FE

El principio de la fe (Ro 3:27) debe operar en nuestras vidas continuamente sin importar cuales sean las circunstancias. (Lea 2 Corintios 5:7; Santiago 1:5,6). Ésta, obra de la siguiente manera:

1. Dios Nos Da Fe

“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la [SU] fe vivirá” (Compare Romanos 1:17 con Habacuc 2:4).

El justo vivirá por SU fe; en otras palabras, la fe que ÉL nos da como un don.

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios…” (Ef 2:8, 9). “…conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Ro 12:3).

2. La Fe Viene Por La Palabra De Dios

Primeramente, Dios nos anima al dirigirnos una “palabra” que es aplicable a nuestras circunstancias.

Esto puede suceder mientras usted lee la Biblia o cuando escucha la voz del Espíritu Santo hablándole desde su interior. “...la fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Ro 10:17). Lea también Génesis 15:3-5; 17:15-21; Josué 1:8.

3. La Obediencia A La Palabra

Para que la fe opere o trabaje en nuestra situación, tendremos que obedecer la palabra. La fe es ACTIVA no pasiva. La mayoría de las promesas de Dios son condicionales: Él (Dios) hará su parte, si nosotros hacemos la nuestra.

“…la fe si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Stg 2:17). Lea también Santiago 1:22-25; Génesis 15:6; Mateo 7:24-27.

4. La Crisis O “Prueba De Nuestra Fe”

Este es un período de pruebas. Todo lo que sucede a nuestro alrededor parece contrario a lo que Dios ha dicho y no parece haber evidencia natural para nuestra creencia. En este punto, nuestra fe descansa completamente sobre la palabra de Dios (lo que nos ha hablado).

“En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 P 1:6,7). Lea también Romanos 4:16-21; Salmos 105:17-19.

En fe nos entregamos a SU FIDELIDAD. En nuestros tiempos de dudas y luchas, Dios es fiel y no nos abandona.

“Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo” (2 Ti 2:13).

Cuando la fe de Tomás y Pedro fue probada, Él siguió fiel. Jesús no los abandonó.

“Él nunca nos dejará ni nos desamparará” (He 13:5).

5. El Resultado

El resultado final es siempre la victoria de parte del creyente, lo cual, dará gloria a Dios. (Lea también Santiago 1:2-4; Génesis 21:1-3; Salmos 105:19-22; Hechos 3:16; Hebreos 6:13-15).

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1Jn 5:4).

MI DECISIÓN

Hoy decido vivir por fe y confiar en Dios en todas las áreas de mi vida. Reconozco mi necesidad de depender totalmente de Dios, lo cual, es poner la fe en acción. Cuando se presenten los problemas, los retos y dificultades, dependeré de Su fidelidad. La respuesta de Dios será por Su gracia: Su poder capacitador. Me comprometo a enseñar a otros también para que dependan de la fidelidad de Dios y para que caminen con Él en fe.

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