martes, 27 de julio de 2010

LA IGLESIA Y LA TEOLOGÍA DE LA PROSPERIDAD


Un ardiente defensor de esta Teología, me dijo una vez lo siguiente: “¿Se puede imaginar usted que sea la voluntad de Dios que sus hijos sean pobres?”. Yo le respondí de esta manera: Veamos lo que dice una parte de la Biblia acerca de los ricos:
“Mas ay de vosotros, ricos! Porque ya tenéis vuestro consuelo” Lucas 6:24
“Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” Lucas 12:21
“Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición” 1 Timoteo 6:9
“Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que vendrán” Santiago 5:1
Y luego añadí a continuación: ¿No le parece a usted que si las riquezas materiales fueran la voluntad para sus hijos, se dijeran estas cosas que acabamos de leer?
“Si, me respondió, pero ¿Cómo usted explica el número de hombres que se unen a nuestras filas y siguen sembrando en espera de la gran cosecha?”. Y acto seguido me enseño una serie de informaciones, donde se mencionaba el incremento de personas fieles al evangelio de la prosperidad en países de habla hispana.
Me parece, le dije, es por causa del tipo del evangelio que hoy se está predicando. Es muy raro oir el llamado a los pecadores que se arrepientan y abandonen su mala manera de vivir. Eso corre a la gente, se dice. Hay que hablar de un evangelio que cambia las condiciones de vida, que saca de las miseria a los hombres y los lleva a un nivel mucho mejor. Entonces, aquí es donde aparece este nuevo evangelio de la prosperidad que es lo que más atrae a la gente.
En la década de los setenta o a fines de la del setenta, aparece con fuerza un movimiento religioso. O un nuevo evangelio, dirigido por ambiciosos ministros de Norteamérica, que con carisma especial ganaron la atención, y sobre todo ganaran también adeptos simpatizantes con increíble rapidez.
Por supuesto, había que crear mecanismos y sistemas para atraer a la gente, y se encontró que la “siembra y la cosecha”, sería el medio más indicado. Entonces el llamado seria: “Si quieres cosechar, siembra”. La semilla por cierto es el dinero, y la capacidad de la cosecha estaría en relación con la cantidad de dinero que se siembra. ¿Quiere usted una mejor cosecha? Todo depende de la cantidad de dinero que siembre.
Y por supuesto también, para animar a los sembradores se debían usar palabras como estas: “No es la voluntad de Dios que un cristiano sea pobre” Y como lo que se siembra no se cosecha al día siguiente , hay que seguir sembrando y seguir sembrando con fe. Y por supuesto, si la cosecha nunca llega, la culpa la tiene el que sembró que no lo hizo con poca o ninguna fe.
Y como los animadores siguen instando a continuar sembrando, el sembrador sigue enviando el dinero, en la esperanza que algún día cosechara. Es algo así como la lotería, que usted sigue comprando números esperando que algún día se ganara el premio. Para mí, esto es el evangelio de la prosperidad, una moderna lotería con vestido religioso y nada más.
Los que difunden esta enseñanza, hacen un gran énfasis en la tercera carta de Juan versículo dos: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.
La palabra “prosperar” en el énfasis cada vez que se cita este texto. Mas ¿Cuál es el verdadero significado que tiene aquí esta palabra? Si lee cuidadosamente el texto, lo que dice aquí es lo siguiente: La prosperidad esta en relación con la salud física y con la salud espiritual. Este texto en ningún momento se refiere a dinero o a cosas materiales que conduzcan a la riqueza. Este es el único versículo del Nuevo Testamento que los predicadores de esta doctrina señalan; pero sin interpretarlo correctamente.
Hay algo mas quiera enfatizar en estos apuntes también. Una y más veces muestra la Escritura una afinidad de Jesús con los pobres y su marca oposición con los ricos; y esto es lo que realmente sorprende, que los predicadores de esta falsa doctrina no se hayan detenido a examinar. E l episodio del encuentro de Jesús con el joven rico termina prácticamente con esta recomendación que le hace el Maestro “Vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme” (Mateo 19:21) Y a sus propios discípulos también les dijo esto: “Vended lo que poseéis y dad limosnas” (Lucas 12:33).
Cualquiera que lea cuidadosamente el Nuevo Testamento se dara cuenta que no hay en el piso alguno para esta teología de la prosperidad; mas bien es todo lo contrario. Por ejemplo una de las bienaventuranzas de Jesus dice asi: “Bienventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios (Lucas 6:20)… el propio Señor Jesucristo en Mateo 6:24 dice: “No podeis servir a Dios y a las riquezas”. Las riquezas para el Maestro no eran lo mas importante. Y cuando uno mira la hombre mas rico, sabio y todo, como fue Salomon, no hay duda que las riquezas en lugar de ser bendición para el fueron una verdadera maldición.
Y fue precisamente el quien dijo:
Vanidad y palabra mentirosa aparta de mi; no me des pobreza ni riqueza; mantenme dell pan necesario no sea que me sacie, y te niegue. Y diga: ¿Quién es Jehova? O quien siendo pobre, hurte, y blasfeme el nombre de mi Dios”
Proverbios 30:8-9, énfasis del autor
Y fue el Padre de este mismo hombre, que fuera rey de Israel, quien dijo también: “Joven fui, y he envejecido y no he visto justo desamparado, ni tu descendencia que mendigue pan” (Salmo 37:25).
No hay por lo tanto, idea alguna siquiera para pensar que la Teología de la Prosperidad, como llaman otros, tenga algún respaldo en la Escritura; este es un nuevo Evangelio que debe merecer el más amplio rechazo de parte de todos los cristianos, porque es una doctrina que contradice las enseñanzas bíblicas y separa al creyente de la verdadera relación con Dios.
Las bendiciones que debemos aspirar los cristianos y permanentemente debemos buscar al Señor, son las que tienen relación con nuestra vida espiritual. Lamentablemente la doctrina de la prosperidad material y la formación de Iglesias ricas, es lo que esta prevaleciendo en estos tiempos.
Los estudiantes del libro de Apocalipsis, especialmente los que analizan los mensajes a las siete Iglesias, consideran que la Iglesia local de Laodicea, corresponde a la de los últimos tiempos. Y precisamente lo que enfatiza aquí son las riquezas y las cosas materiales como lo primordial y los mas importante.
¿Acaso estamos viviendo ya los últimos tiempos?

Pastor Miguel Lecaro T.

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